Cambiamos el presente pensando en el pasado y viendo hacia el futuro...
Pero la vida no puede vivir si sólamente se piensa en el pasado, hay que disfrutar el presente y dejar que el futuro venga por sí solo.
Como una vez alguien me dijo: "El pasado es pasado, el presente es la vida y el futuro es un misterio por venir"...

16 agosto 2011

Nueva Vida, ¿Nueva Esperanza? Capítulo 2: Despedida

Y en definitiva, la vida me dio algo mejor.
En fin, tengo bonitos recuerdos de este cuarto. Además, los recuerdos son lo único que nos llevaremos de esta vida.
Tocan a la puerta.
- Mi cielo, ¿ya terminaste de empacar?- reconocí de inmediato aquella voz. No era la voz de mi hermanita Judy, era la voz de mi futura esposa Lizette. Lo primero que me cautivó de ella fue la forma de mirarme y sonreirme. Es de estatura media, 1.78 m aproximadamente, cabello rubio, ojos verdes, piel blanca y delicada. Me cautivó.
A Lizette la conocí en la universidad, ella estudiaba ingeniería química y yo ingeniería. Al final ella terminó dando clases de química en una escuela de la zona y yo estoy de despachos en despachos tratando de buscar proyectos para poner a prueba mis habilidades que estudié. Hasta el momento, no he encontrado ningún proyecto, por eso quiero ir a Dubai. Pero primero tengo que convencer a los jefes que soy capaz de realizar proyectos importantes y que soy digno de ir a Dubai. Esta es la razón del viaje que voy a hacer a Francia.
Desde hace tiempo Lizette y yo vivimos juntos, junto con mi hermanita Judy que, aunque ya tenga dieciséis años, todavía la veo como mi hermanita. Al fallecer mi madre, tuve que cuidar a Judy. Pero esta vez tengo que dejarla con mis tíos. En Francia no la podría cuidar, estaría sola todo el día.
-Ya terminé amor- respondí entre suspiros.
-¿Qué tienes?- me preguntó Lizette dándome un abrazo.
-Nada. Sólo estaba recordando- le respondí y de inmediato le dediqué una gran sonrisa.
-Entonces andando. Tenemos que dejar a Judy con tus tíos.
Cerré la maleta, la bajé de la cama, no me rompí la columna de milagro.
Salgo de mi cuarto, dejo todos los bocetos tal y como estaban. Quiero que se queden aquí. Pero extrañamente algo me dijo que me llevara el dibujo del ángel.
-Espera amor, tengo que recojer una última cosa- le dije a Lizette.
Regreso a mi cuarto y tomo el dibujo. Lo meto cuidadosamente a mi maleta.
-Ahora si. Vámonos.
Llega el taxi a la casa, subo mi maleta, abro la puerta trasera para que entren las damas y al final entro yo.
De camino a la casa de mis tíos veo que mi hermanita tenía cara triste.
-Judy, ¿qué tienes? ¿por qué estás triste?- le pregunte mientras la abrazaba. Creo que ya sabía lo que le sucedía.
-Es que...- soltó el llanto- ¡te voy a extrañar mucho! No sé que haré sin ti a mi lado. Tú siempre me escuchas, tratas de entenderme, sabes lo que tengo con sólo mirarme a los ojos... Eres la única persona que me entiende- me abrazó.
De pronto sentí un remordimiento espeluznante, sentía que la estaba abandonando. Pero tengo que hacer este viaje. Son oportunidades que no tengo que dejar pasar.
-Escucha Judy,- la aparté un poco de mí- estas oportunidades son únicas. Son oportunidades que me servirán para ganar experiencia y madurez...
-¿Madurez?- me interrumpió Judy- Pero si tú eres la persona más madura que conozco.
Ya no sabía qué decir. Aquellas palabras de mi hermanita me dejaron mudo.
-Tienes razón, ¿para qué te miento? La razón de este viaje es para poder realizar mi sueño y ser alguien importante, alguien reconocido mundialmente y no sólo ser reconocido en los despachos- le dije a mi hermanita quitándole las lágrimas de sus mejillas.
-Ok, pero prométeme que todo mundo sabrá tu nombre.
-Te lo prometo.
Por fin llegamos a casa de mis tíos. No recordaba que fuera tan grande. Creo que la remodelaron. Yo recordaba la típica casa de campo de todo estadounidense: hecha de madera, dos pisos, un balcón en el segundo piso, cambiaron el color de la casa, antes era blanca, ahora la pintaron de color verde. No quedó mal la remodelación.
-Amor, ya no nos da tiempo de saludar a tus tíos. El vuelo sale en dos horas- interrumpió Lizette mis pensamientos.
-Tienes razón- le respondí con tono triste, pues ya tenía tiempo que no veía a mis tíos, que eran como unos segundos padres para mí.
-Judy, cuídate mucho. Yo también te voy a extrañar mucho. Trataré de escribirte todos los días.
-¿Lo prometes?- me preguntó Judy dándome un abrazo.
-Lo prometo.
-Te quiero mucho Héctor.
-Yo más Judy.
Hace mucho que no lloraba por alguien. No lloraba desde el fallecimiento de mi madre. Lloraba pues no sabía si volvería a ver a mi hermanita.
Tocamos la puerta, nadie abría.
Por suerte mis tíos siempre guardan una llave de repuesto abajo de la alfombra. Recojo la llave y abro la puerta. Ayudo a Judy con su maleta. Creo que mis tíos salieron a caminar, no deben tardar.
-Ahorita regresan Judy, no te preocupes- le dijo Lizette a mi hermanita.
Creo que Lizette nunca le cayó bien a Judy.
-Cuídate hermanita- le dije.
-Tu más hermano- me respondió Judy. No pude evitar sonreír. Por primera vez veo que ya es toda una señorita.
Lizette y yo regresamos al taxi.
-Al aeropuerto por favor- le dije al taxista.

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