Al cortar con esa persona tan especial, con esa persona que sostenía tu corazón, es igual a cuando un niño deja ir un globo. Al principio se siente feo dejar ir algo que te pertenecía, pero luego te das cuenta que, mediante sube más el globo, este se eleva con gracia y delicados movimientos; algo hermoso. Entonces si el niño es inteligente dirá: "Por lo menos haré feliz a otro niño cuando encuentre el globo que acabo de dejar ir, y si el destino lo quiere, el viento hará que el globo regrese a mí de nuevo".
Piensen en la moraleja.
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